jueves, 8 de abril de 2010

Mi higuera

Esta es mi higuera, la niña mimada de mi huerto.
Y lo es porque me la regaló mi niño, mi hijo Willy.
Al que adoro y echo tanto de menos.

Willy llegando de Perú para pasar unos días con nosotros que se fueron demasiado rápido.
En el lugar donde trabajaba había una higuera.
Podó una rama y la plantó para mí.
Cuando enraizó bien me la regaló y la plantamos en este macetón, creo que ya hace unos 8 meses.
A la rama que plantó le salieron unas 4 hojas y luego le salió debajo un hijo que empezó a crecer.
Perdió esas hojas y se quedo solo el tronco, mientras el hijo crecía y se desarrollaba.
Ahora hace apenas un mes ese tronco volvió a brotar escondido debajo del otro y se está poniendo enorme y preciosa.
Yo la miro todos los días y siempre que lo hago pienso en mí Willy y la veo crecer.
Crece como el amor que aun a través de la distancia es grande y se desarrolla bonito.
Y al igual que esta higuera está creciendo, crece la vida de mi hijo formando su familia.
Sus propias ramas, que espero que den frutos hermosos para que a mí se me caiga la baba.
Yo se que él es muy buen jardinero y abonará, cuidará y mimará ese jardín que ya tiene dos hermosas flores que se llaman María Isabel y Francesca.

La que ha crecido una barbaridad en tan poco tiempo es la pequeña Francesca.
Hoy hace 3 años y 5 meses que esta preciosa parejita se casó y Fran se nos está convirtiendo de crisálida en una espléndida mariposa.
Francesca, mí linda nietita
Pero no es extraño, porque es una niña muy feliz y querida, que está creciendo protegida y rodeada de amor. Y tiene una sonrisa hermosa.
La hecho mucho de menos, ella me ha entrenado como abuela, es un amor de criatura.
Dulce, inteligente, bonita, bien educada y la discreción en persona.
Yo la quiero como si tuviera mi sangre, porque se ganó mi amor de lleno y para siempre.

Francesca ahora, enorme con solo 11 añitos



Mi higuera de más cerquita.
Salí al patio, la miré, pillé la cámara pensando en mís niños.
Hoy especialmente me estoy acordando mucho de los tres y les deseo un feliz día.




domingo, 4 de abril de 2010

Recarga de pilas en plena NATURALEZA.


Hoy me he levantado tempranito feliz y llena de energía. A las ocho ya daba vueltas por la cocina tomándome un café y pensando en preparar la tarta de cumple años de mi madre. 80 abriles.

Menos mal que me dio por subir al baño a lavarme la cara y peinarme. Total, ya me visto y me pongo una camiseta y pantalón cómodo. Pero noto el fresquito de la mañana y me pongo encima el albornoz.

Bajo de nuevo, y me doy una vuelta por la terraza mirando las plantas. Hace una mañana preciosa y pienso en hacer la tarta y dejarla en la nevera y largarnos a disfrutar del día en el campo.

Tan ecológica yo decido sacar el plástico y el papel a reciclar que tengo los contenedores en la esquina y me llevo al perro.

Salgo con el albornoz, total es domingo, las ocho de la mañana pienso quién me va a ver. Tiro las cosas miro para el suelo y el perro no está. Lo llamo y nada. Cojo el cubo subo a casa lo llamo, lo busco y nada.

Vuelvo a la calle miro cuesta arriba desde la carretera y lo veo a toda carrerilla al tío cruzando el puente camino a la montaña.

¡Él se manda solito!

Tiro para casa a quitarme el albornoz y a buscar una chaqueta y el collar y la correa.

¡Otro que pensó que estaba el día bonito para ir de campo!

Será capullo el perrito, por eso decía que menos mal que me arreglé.

Pues nada, la tarta para después y primero el paseo, si o si.

Llego a la montaña y ya estaba Ary de juerga con dos amigas, Cleo y Danni. Le echo la bronca, pasa de mi un kilo, lo dejo que paseé y descargue y ya lo pillaré.
Cuando llegamos a casa, arrestado, amarrado debajo del banco hasta que me canse, a ver si aprende. Me mira con cara de víctima a ver si lo perdono y yo le cierro la puerta.

Hay que ponerse dura para que respeten una.

Pero como yo se que lo que más le fastidia es que lo dejen fuera y cierren la puerta y no ver nada con lo cotilla que es. Enseguida ladra y raya la puerta llamando para que le abran, pero como sabe lo que ha hecho esta calladito como un zorro.

Lo dicho, hacer la tarta, desayunar y marcharnos a disfrutar el hermoso día que hace para festejar el cumpleaños de mi madre.

Perdono al perro cuando estamos listos y nos lo llevamos al campo que también tiene derecho.

Cámara de fotos en mano y miren que linda es Gran Canaria y que hermosos paisajes tiene.