martes, 1 de septiembre de 2009

Un latir inquieto

Dentro de mi corazón siento un latir inquieto,
no lo dejo que me angustie,aunque lo intenta.

Mientras, hago un esfuerzo e intento alejar de mi mente pensamientos desagradables y relajarme.
No es fácil,
los pensamientos se mezclan negándose a que los controle,
pero yo sigo en mi intento.

Me doy una vuelta por recuerdos bonitos y agradables,
y así le doy una patada a lo que no me gusta pensar.
Los echo fuera pero insisten en entrar y yo insisto en echarlos.

Sigo mi paseo, cierro los ojos, me relajo y disfruto.
Recuerdos que recorren mi mente y se transportan a la piel,
a la boca a mis manos....
Los agarro con fuerza y no los quiero soltar.

Ya sonrío.... y ahora no preocupa lo que pudo haber sido y no fue.
No me preocupa lo que fue porque lo que pasó, pasó y por algo pasó.
Nunca pasa nada por nada.
A veces en su momento no comprendemos por qué
Y duele, duele solo de pensar.

Pero el tiempo se ocupa de poner todo en su sitio,
Y lo hace ¡vaya si lo hace!

Por eso se que está en mi cambiar lo que puedo cambiar,
y aceptar lo que no puedo cambiar.
Pero también está en mi la aptitud que voy a tomar,
¡eso si está en mis manos!

Decido seguir disfrutando de bellos recuerdos y atraerlos cerca, muy cerca,
hasta volver a sentirlos, a vivirlos como si estuvieran pasando en este preciso instante.

Y vuelven, generosamente vuelven,
cuando les abro la puerta de mi corazón de par en par.

Se ponen tan contentos que empiezan a escaparse juguetones,
y me recorren todo el cuerpo dejando su huella por donde pasan.

Quieren salir los muy cotillas para ver que pasa fuera,
pero los convenzo que dentro se está mejor.
Entonces se conforman y se quedan asomados en mis labios
ayudándome a esbozar una sonrisa.

Cierro los ojos, me relajo y sonriendo, me duermo dulcemente.
Buenas noches, gracias de nuevo y hasta muy pronto
¡No se escapen mientras duermo por favor!