martes, 21 de julio de 2009

Para ti, Mamá Lola.



Homenaje a Cayetana Dolores Armas Rodríguez

“Impotencia”


A veces me pregunto por qué es tan dura la vida, tan injusta.
Por qué a veces seguir viviendo duele tanto. Qué decirle a alguien que quieres mucho y al que ves que está sufriendo tanto.
Alguien que durante toda su vida ha dado a manos llenas con generosidad y amor. Alguien que ha compartido lo que tenia, y que es mucho cuando se tiene poco y no hay medida en la entrega.
Me siento impotente de no poder hacer nada que considere que alivie su sufrimiento. Yo que siempre hablo tanto, ante ella me faltan las palabras. Intento darle algo de mi optimismo, gastarle bromas... Pero sin resultados, la pobre no esta para nada de eso.
La veo indefensa y derrotada, con ganas de terminar con todo de una vez y para siempre. Pero a la vez con miedo, con mucho miedo. Miedo a sufrir más y a no saber cuanto puede durar, y al mismo tiempo aferrándose a la vida.
La recuerdo fuerte y Genérala, con don de mando y poniéndonos a todos firmes. Mujer decidida y responsable que tomaba las riendas de su vida y de todos los que se arrimaban a ella indecisos, necesitados o indefensos. Su casa siempre parecía una pensión donde todos encontraban cama y comida. Siempre había un plato en la mesa para el que llegaba, aunque su despensa estuviera necesitada.
La veo dando consejos y diciendo como se deben hacer las cosas (bajo su punto de vista aunque no siempre compartido) Mujer adelantada a su tiempo a la hora de solucionar problemas y mover cielo y tierra sin ahogarse en burocracias.
Solo una vez discutí con ella, cuando me dijo que los hombres se sacudían los pantalones y yo le decía que llevaba puestos vaqueros y que también me los podía sacudir. Aunque ella afirmaba que no era lo mismo y me mostraba toda una serie de argumentos, típicos de su época y de la mentalidad que le inculcaron sus mayores.
Siempre fue una mujer guapa y elegante que le gustaba ir de punta en blanco y ahora me da pena ver como le da igual todo, como no tiene ánimos para nada. Es muy triste que después de toda una vida de trabajos se tenga un final tan cruel, tan lento e incierto.
Yo no soy su hija, pera la siento como si fuera mi madre, son muchos años en su familia. Aparte de eso veo a todos los que la quieren sufriendo, sobre todo a mi viejito y a mi marido y su pena se hace mía sumándose a la que siento.
Me siento triste e impotente, sin saber que hacer ni que decir. Solo se puede ayudar y apoyar a llevar un proceso que esta ahí sin que nadie lo haya pedido, donde sobran las palabras y prevalecen los sentimientos.
Quiero pensar que cuando todo pase ella no se irá, se quedará con nosotros, pero no con ese triste recuerdo del final. Quiero recordarla fuerte y valerosa, decidida y sonriente tal como la conocí durante más de veinte años. Recordándola con una frase que ella siempre decía: “Genio y figura hasta la sepultura” ¡No te rindas Lola! ¡Échale valor a la cosa como siempre! ¡Saca ese genio y figura que siempre nombraste! Porque los que te queremos estamos contigo.
2ª Parte
“Siempre vuelve a salir el Sol”
¡Dios es Grande y Generoso con quien siempre lo ha sido hacia los demás! ¡Está ahí y se está haciendo notar brindándote otra oportunidad Lola!
Agárrala fuerte y no la sueltes y agradécesela luchando. Muéstrale tu hermosa sonrisa y saca a flote tu buen humor.
No te canses de darle las gracias por devolverte “Tu genio y figura” y por aplazar bien lejos lo de la sepultura. Porque Él ha decidido no enviarte aun el contrato que te deje hacerle compañía en el cielo.
Me siento tan feliz de ver tu mejoría, que no puedo dejar de ver la mano de Dios en todo esto. Yo nunca le pido muchas cosas y mi forma de rezar es hablar con un amigo.
Que yo recuerde solo le he pedido dos grandes cosas, la vida de mi hija y la tuya Mama Lola. Pero en mi petición le pedí algo más, que fueran vidas sanas y felices.
Creo sinceramente que mi petición una vez más ha sido escuchada por ese amigo que molesto de tarde en tarde. Y que se habrá sumado a los rezos que habrán hecho muchísimas personas que te quieren tanto.
Ahora el gran esfuerzo tiene que ser el tuyo. Sabes perfectamente que no estas sola en esta lucha. Que somos muchos los que estamos dispuestos a luchar contigo.
Ha llegado el momento de amarte tu Lola. Mira la vida que se te ofrece por delante y degústala, Sácale el jugo al hecho de estar viva y de ser amada. Trata de vivir cada segundo dándole la importancia que tiene.
Piensa que muchas veces no somos conscientes de todo lo bello que en la vida tenemos y no le damos el valor que tiene. Y las más valiosas son las que no tienen precio, como el amor, y tú en ese aspecto eres muy rica.
Tu tienes muchos motivos para sentirte feliz de estar viva. Piénsalo, medítalo y valóralo. Siempre has sido una luchadora incansable, este es tu momento Lola, demuéstratelo a ti misma. Hazlo por ti y por los que te queremos y te necesitamos.
¡Vive, sé feliz y haznos felices a nosotros dejándonos disfrutar de tu amor y tu sonrisa!
Te quiero Mama Lola.
P.D. 18/12/98
Lo primero que has leído lo escribí después de pasar esa noche en el hospital. Tuve mucho miedo Lola, pensé que te morías. La segunda parte la escribí después de ir contigo a Arucas en tu segunda visita al medico, sintiéndome muy feliz de ver como te estás curando. Te veo cada día mejor Lola, has recuperado tu sonrisa y tu buen humor y te felicito por ello. Sigue así, pero no dejes de darte oportunidades a ti misma, como se suele decir: “Marcha atrás ni para coger impulso” Un beso y cuídate mucho.
Tu nuera, te quiero.
Lola llegó a leer esto que con tanto amor le escribí y me regaló su sonrisa. Guardó los papeles que le imprimí y se que los leyó más veces y orgullosa mostró a personas queridas lo que su nuera le había escrito. Nos acompañó unos años más hasta que realmente no pudo más y tiró la toalla el 21 de julio de 2003. Pero nos dejó muchas cosas, no materiales, sino de las importantes, de las que no se pueden tocar pero se sienten y siempre estará con nosotros, al menos los que la queremos así lo sentimos.
Hoy, 6 años después de su fallecimiento, esta es la forma en la que quiero recordarla con tanto cariño como el que ella me dio desde la primera vez que entré en su casa con solo 15 años.

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