lunes, 30 de noviembre de 2009

Vaya semanita, uffffff, para no olvidarla.

Empecé el lunes con mariposas en el estómago porque el martes regresaba mi brujilla de Suecia.

De repente todo fueron maletas...............
Unas que llegaban, con ellas las ganas de volver a casa y el calor del hogar. Abriéndose con ilusión para sacar de ellas regalos, detalles pensados en el momento que la ausencia se hace grande, tan grande como la cuenta atrás.

Alegría por el reencuentro, abrazos cálidos y mucho amor.
Preguntas, cuentos, risas, historias.....
Y la vuelta a la familia.

Por otro lado más maletas, mucho ir y venir.
Estrés, miradas cómplices y palabras que se quedan en el silencio.
Miradas que lo dicen todo sin querer hablar para no romper.
Para no perder esa fuerza que nos mantiene sonriendo ante la ausencia que ya se huele aun estando tan cerca.

Ninguno queremos hablar de lo rápido que se está pasando el tiempo.
Solo queremos disfrutar de estar de nuevo estos dos días todos juntos.
Y nos pintamos una sonrisa que en ocasiones es trémula y entonces nos damos la vuelta y escondemos esa lagrima que quiere salir.

En medio de todo, los preparativos para mi cumpleaños.
Sencillo pero especial.
Una comida en familia que me apetece preparar.
Algo rico que guste a todos y que prepara mamá.
Algo especial para un día especial.

Pero que extraña me he sentido todo el día.
Como si tuviera un agujero dentro.
Me concentro en la cocina y me relajo.
Cocinar me gusta, me relaja.
Y preparo un cordero al horno.
Unas papitas panaderas, con cebollita y pimientos rojos.
Y pan calientito.
Para la tarde una tarta de mango, con mus de fresa y nata.
Decorada con golosinas de chocolate que le de color.

Me digo a mi misma que debo aprovechar el tiempo y disfrutar.
Así que me sacudo la tristeza que hace intentos de ahogarme el corazón y pillo la cámara de fotos y me voy a atrapar recuerdos de este día.

No quiero estar triste, no puedo estar triste.
No sería justo, hay que pasarlo bien.
Y bromeamos, nos sacamos fotos unos a otros...
Comemos en familia y luego nos relajamos un rato cada uno a su aire.

Me sacudo como mi perro pero al revés, porque después me doy la ducha.
Llega mi querida Jenni y después muchas más personas que me quieren, a mi y a la familia.
No solo es mi cumple, también es la despedida de Willy.
Que puedo decir.... mucho cariño por todos lados, muchas risas, muchas llamadas... y sobre todo calorcito del bueno.
¡Cómo voy a ponerme triste!
Decido disfrutarlo y lo consigo.


Ya más tarde llega la despedida.
Una larga noche, con inconvenientes de equipaje incluidos, pero al final todo salió bien y se fueron.
Vuelta a casa, ponemos música en el coche y miramos los aviones que despegan.
¿Será ese?
Al llegar, ya amaneciendo, el pobre perro que se vuelve loco cuando nos ve, pensaba que nos íbamos todos con tanta maleta ¡el pobre!

Han llegado bien y están disfrutando en familia.
Y gracias al ADSL que los enamoró a ellos nos podemos comunicar ahora.

El sábado cumplimos Jenni y yo 14 años de empresarias, como pasa el tiempo.
Ella lo celebró traduciendo y yo poniendo la casa al día después de tanto movimiento por aquí.

¡Así que una semanita para no olvidarla. Todo vino juntito!
Pero soy feliz y tras este cóctel tan especial de sentimientos.
Me quedo con la sonrisa puesta.

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